ACUARELAS
Atracción sostenida durante varios años es lo que sentí por la acuarela hasta que conocí a José Utrera, mi primer maestro, luego pasé a trabajar con Elena Luna, la santiagueña de los cielos fogosos. Ambos me animaron a expresarme a través de esa técnica que dicen, es lo más dificil de la pintura. Cuando me solté pude sentirme como un pez en el agua. Diría que necesité entrar en un juego dinámico que exige equilibrar, la cantidad de agua con la densidad del pigmento, la capacidad de absorción del papel con la velocidad de la pincelada. Sería algo parecido a lo que hace el circence: sostener con dos palillos varios platos en aire.
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